Este es el ejemplo de cómo cambia una obra enmarcada, y cómo envolviendo bien un dibujo su estética gana.
El fondo negro, el marco tipo vitrina que permite que la tela respire y tenga volumen, y la moldura en oro envejecido hacen que los dibujos casi desfilen, como si tuvieran vida propia.
Estos dibujos nacieron con la intención de hacer un conjunto bonito. Decidí hacer sólo diez, aunque poco a poco he ido haciendo más como encargos personalizados.
Uno de ellos en concreto ha sido muy, muy emotivo. Y la razón por la que he dejado de lado las redes sociales durante dos semanas. Quería hacerlo tan bien que me metí de lleno en este proyecto dejando de lado todo lo demás. El resultado ha sido un éxito: una de esas experiencias en la vida para no olvidar… muy emocionante.
Esta colección podéis verla en Guáimaro (c/ Velázquez, 48) . Por cierto, que aquí estamos tramando algo muuuuy gordo que os contaré en breve. ¡El Estudio se transforma!